Todo tiene un límite

Tal y como se están poniendo las cosas, lo mejor va a ser no irse de vacaciones. Porque si te vas, te pasas la mitad del mes mirando al cielo y resguardándote de los chaparrones y, cuando regresas, te das cuenta de que ha sido un mes terrorífico en todos los órdenes. En el aéreo, en el bélico, en el climatológico y en el económico.

Con el paro en caída libre (podemos llegar al 14%), nos dicen que la venta de coches se ha derrumbado. El 46% en España y diez puntos menos en la región gallega, que tampoco es un gran consuelo, porque el sector se está desmoronando y peligran decenas de miles de puestos de trabajo.

Llegados aquí, debemos hacer una reflexión. ¿No hemos ido demasiado lejos en esto de los coches? ¿No hemos vivido absolutamente disparatados con tres y cuatro coches por familia? ¿No será que el mercado está llegando a un punto de saturación tal que ya no soporta que el abueliño le compre un deportivo al nieto y que el papá le regale un utilitario a la nena porque aprobó las matemáticas? ¿No será que empezamos a darnos cuenta de que, por muy bien que nos vayan las cosas, que no nos van, no podemos cambiar de coche todas las semanas?

La crisis económica que estamos padeciendo en España puede tener un aspecto tremendamente positivo. El de hacernos reflexionar si no hemos estado viviendo en las nubes. Porque todo tiene un límite. Incluso el estado del bienestar.

POMBO, Ernesto S. Todo tiene un límite. La Voz de Galicia. A Corunha, 02 set. 2008. Disponível em: <http://www.lavozdegalicia.es>. Acesso em: 02 set. 2008. (Adaptado).

La primera consecuencia que el autor destaca de la crisis es la